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lunes, 18 de abril de 2011

Para Gabriela

 Para juzgar debemos conocer,  para amar debemos conocer, para emitir una opinión debemos conocer. El conocimiento nos lleva a la verdad y como dicen las sagradas  escrituras "Y Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres". Cierto Gabriela, eres tú la prisionera que entre rejas trata de adaptarse a esa nueva vida de violencia urbana, de envidias, de competencia,  de actitudes y sentimientos con los que nunca antes te encontraste. Pero sabes? Los verdaderos prisioneros son tus verdugos, los jueces y los organismos que en la oscuridad de la ignorancia han dictado una sentencia arbitraria y te declaran culpable.
Culpable tú? Culpables ellos! Los que pudiendo tratar de saber sobre ti, mujer aymara, como muchas de nosotras, se limitaron a condenarte sin  conocerte. Acaso alguno de tus verdugos sabe lo que es levantarse a la madrugada con temperaturas bajo 0 y salir sola a pastorear sus animales? Sabe alguno esconderse bajo piedras cuando los truenos y relámpagos acechan y la lluvia fría cala los huesos? Soportaría alguno vivir a más de 4000 msn. en la inmensa soledad? Culpables!  ELLOS! mujeres y  hombres que han visto  nuestra Pachamama por fotos,  que no han caminado jamás por los escenarios vastos y solitarios del territorio aymara. ELLOS! Culpables! Por juzgarte desde sus carpetas y escritorio! No vieron tu casa, no miraron tus manos curtidas por el frío y el trabajo duro, no miraron tu cara limpia y tus ojos buenos.
Culpables nosotros también que no nos atrevimos a  impedir que la injusticia siguiera su curso. Si, culpables también nosotros, por estar enmudecidos, atrapados en un sistema infame  y canallezco que nos llama a guardar compostura "porque el Estado se  encargará de todo". Y el  Estado y su sistema de Justicia  no han  estado a nuestra altura.
Mujeres y hombres aymaras, aún es tiempo de elevar las voces, sacar las palabras que lleven a que se obre con justicia con nuestra hermana. Y nunca más, NUNCA más dejemos que uno de los nuestros sea juzgado con el prisma blanco occidental, de aquellos  que, sumidos en la ignorancia y el desconocimiento  pretender imparttir justicia.  Tu eres libre Gabriela, los prisioneros son los que se han reido de  ti, los que te juzgan, los pobres jueces  y abogados que no distinguen una queñoa de la llareta. 
Cierto, hermana Gabriela,hoy tu cuerpo es prisionero, pero tu espíriitu de mujer aymara es tan libre como el cóndor que vuela en nuestro cielo andino! JALLALLA, Fuerza hermana!